Cuando nuestros pequeños están cercanos a la edad de empezar a hablar, ansiosamente como madres y padres esperamos esas primeras palabras. Me parece importante e interesante mostrar a la comunidad no médica lo que es normal y anormal en cuanto al desarrollo del lenguaje, y sobretodo difundir lo importante que puede ser un retraso del lenguaje secundario a sordera en niños, cómo diagnosticarla, qué hacer al respecto o cuándo consultar al especialista.
Quisiera empezar definiendo qué es normal para luego hablar de lo anormal y de qué preocuparse o definitivamente de qué no hay que preocuparse y simplemente es cuestión de tener paciencia y esperar.
El lenguaje tiene dos componentes igualmente importantes: lenguaje receptivo y expresivo. En cuanto al lenguaje expresivo hace referencia a la producción de palabras; tal vez, no es sorprendente para muchos el saber que las niñas aprenden a hablar no sólo más rápido que los niños sino que también usan alrededor de 50 palabras antes de los dos años, mientras que los niños usan 30.
Se espera que un niño (a) use de a una palabra al año de vida para comunicarse, frases de dos palabras a los dos años (18 meses a 2 años) y frases compuestas por mínimo 3 palabras antes de los tres años.
Por otro lado, el lenguaje receptivo se refiere a la capacidad que un niño tiene de entender lo que se le dice. Aunque todos nos enfocamos más en el lenguaje expresivo, como es lógico, es el lenguaje receptivo es el que se desarrolla primero. El tener un lenguaje expresivo adecuado para la edad diferencia niños que empiezan a hablar tarde de aquellos con verdadero retraso en el desarrollo del lenguaje.
Cada niño es único y como es de esperarse cada uno tiene un desarrollo del lenguaje particular que ocurre a velocidades diferentes.
Un retraso en el desarrollo del lenguaje se define como la inhabilidad de entender y producir lenguaje para la edad esperada. Sin embargo, aunque es bueno conocer cuál es el promedio de edad en la que los niños con inteligencia normal desarrollan lenguaje, también es importante reconocer que hay diferentes factores que pueden hacer lento o acelerar el desarrollo del lenguaje. Por ejemplo, la habilidad innata del niño para aprender lenguajes, la exposición a más de una lengua (lenguaje de señas, otro idioma diferente al nativo) y cómo la gente que lo rodea o la misma familia responde a los intentos de comunicación del niño(a).
Por otro lado, algunos niños simplemente están concentrados en perfeccionar otras habilidades como correr, saltar o pintar, dándole menos prioridad a hablar.
Los factores nombrados anteriormente deben ser considerados después de haberse asegurado que su hijo no tiene ningún factor médico agravante. Entre los factores médicos más comunes que pueden explicar retraso en el lenguaje está el ser prematuro(a), la hipoacusia congénita (sordera), infecciones crónicas de oído y/o presencia crónica de liquido en el oído.
Es de suprema importancia descartar una hipoacusia antes de asumir que su niño, por el hecho de ser varón, va a hablar tardíamente o que simplemente va a hablar tarde porque “todos en la familia han sido así”. Todo niño(a) debería tener un estudio de tamizaje auditivo idealmente al nacer o máximo antes de cumplir el año de edad.
Si tiene sospecha de pérdida de la audición debe consultar a su pediatra o su otorrinolaringólogo de confianza para que descarte patologías asociadas a sordera y se establezca tratamiento apropiado si es necesario. Si la audición es normal y todavía tiene la inquietud de que su hijo presente un retraso en el lenguaje, un fonoaudiólogo o terapeuta del habla y lenguaje es quien intervendrá para hacer un diagnóstico y rehabilitación a tiempo si es necesario. El trabajo colaborativo entre familia y equipo médico le brindarán información y soporte sobre técnicas de estimulación del lenguaje para practicar en casa y hacer un monitoreo apropiado de los progresos del niño(a).
Escrito por: Marcela Fandiño Cárdenas M.D, MSc.
Otorrinolaringóloga Pediatra – Otóloga