Más allá de sus ideas, el valor de un alcalde está en sus habilidades, su ética y su disposición de escuchar a su pueblo.
En pocas palabras, un alcalde es la autoridad gubernamental máxima de un municipio, encargada de planear e implementar programas que mejoren el estado del territorio y de tomar las decisiones para mantener una ciudad a flote. Sin embargo, a través del mundo pueden encontrarse alcaldes y alcaldesas con ideologías y planes de gobierno completamente diferentes, sin que esto limite su capacidad de ejercer su cargo. Entonces, lo que define la competencia de estos representantes para cumplir con su labor no son las ideas y proyectos específicos, sino sus virtudes, preparación, capacidad de adaptación, y actitud, para abordar todas las situaciones que pueden surgir al dirigir una ciudad.
Un aspecto fundamental de un buen alcalde es que esté informado. Por un lado, un dirigente debe estar al tanto de aquello proveniente del exterior que pueda amenazar su territorio, como una enfermedad o una tendencia criminal, para poder reaccionar a tiempo. A la vez, debe saber qué pasa en la ciudad para poder plantear soluciones oportunas a las dificultades. Asimismo, es beneficioso que esté enterado de las nuevas estrategias para la resolución de problemas locales que surjan en otras partes del mundo, para implementarlas o inspirarse en ellas. Por otro lado, aunque este sea un cargo que precise saberes políticos y de gerencia, quien lo cursa debe tener también conocimientos en diversas materias para abordar los contratiempos efectivamente, pues las situaciones que surgen en las ciudades pueden ser de diversas índoles: sociales, ambientales, culturales, educativas, etc.
En segundo lugar, este funcionario público tiene que ser un modelo a seguir y una viva representación del tipo de persona que el municipio busca formar. El gobierno no puede exigir a la población que tome actitudes que los líderes no expresan. Ante todo, este mandatario tiene que ser transparente, ya que lo contrario no solo daría un terrible ejemplo, sino que generaría que los recursos municipales se perdieran, prolongando problemáticas que pudieran ser eliminadas.
Adicionalmente, como vocero de la voluntad del pueblo, necesita involucrarse y comunicarse con sus conciudadanos para saber qué es lo que quieren, acercándose a todo tipo de persona para representar, no solo a una clase social o etnia, sino realmente a todos los ciudadanos del municipio.
Finalmente, debe ser alguien que se empeñe en hacer destacar al municipio, que sea visionario y que quiera empoderar a la ciudad y a su población, haciéndose sentir a nivel nacional e incluso mundial, para poder beneficiarse del apoyo de instituciones más grandes, porque, al fin y al cabo, un alcalde que haga bien su trabajo le apunta a hacer su ciudad lo mejor posible.
Entonces, el alcalde ideal es el que tiene las herramientas para sacar adelante a su ciudad y las ganas de hacerlo, pero dando muestra de valores y apuntado a que cada voz sea escuchada, para que bajo su cargo, el municipio florezca.
El alcalde ideal es el que tiene las herramientas para sacar adelante a su ciudad y las ganas de hacerlo, pero dando muestra de valores y apuntado a que cada voz sea escuchada, para que bajo su cargo, el municipio florezca.